El Sindicato Complementos Chile reúne a trabajadores a nivel nacional, quienes viven realidades muy distintas según el clima y la geografía de cada región. En esta oportunidad conversamos con Catalina, quien trabaja como ejecutiva de ventas en terreno de la cuenta Claro, desde la ciudad de Punta Arenas, una de las regiones más extremas de nuestro país.
“Tú puedes decidir cuándo llegar a Punta Arenas, pero no cuando irte” dicen los magallánicos, y se debe justamente a lo extremo del clima y lo cambiante de sus cielos. No resulta extraño que muchos pasajeros pierden vuelos y deben esperar horas, días o semanas hasta que un nuevo avión deba despegar.
Para llegar a Punta Arenas desde cualquier región del país, no se puede hacer desde vía terrestre, ya que la geografía lo impide. Solo se accede desde vuelos aéreos o bien vía terrestre desde Argentina.
El excepcional clima de Punta Arenas
El frío de la región es un factor determinante a la hora de construir el estilo de vida de los magallánicos. En invierno las temperaturas van desde los -6º como mínima y 9º como máxima. Esto significa que pocas personas transitan por la vía pública, porque el frío impide caminar muchas cuadras. Las estaciones de paraderos, los quioscos y micros están climatizados y los hogares deben tener calefacción encendida durante todo el año.
Durante el invierno son la región con menos luz en todo Chile, contando solo con 7 horas de sol y en el verano, por el contrario, tienen casi 17 horas de sol.
En este clima y geografía trabaja Catalina, quien trabaja para la cuenta Claro desde el año 2019. Su trabajo como ejecutiva consiste en vender planes de telefonía e internet hogar en terreno, visitando presencialmente a posibles usuarios en sus casas.
Catalina nació en Punta Arenas, vive con sus dos hijos y su madre y le gusta su trabajo porque le permite ir a buscar a sus hijos al colegio, para luego dejarlos al cuidado de su madre. Además, tiene los fines de semana libre, donde puede compartir más junto a su familia
¿Cómo es tu jornada laboral?
Durante mañana trabajo en la oficina, revisando la folletería, confirmando las direcciones que voy a visitar, para evitar pasar frío, porque el frío acá es muy grande. Con suerte tenemos tres días lindos al año. En invierno me ha tocado trabajar con -5 grados. Y cuando llueve o hay viento, simplemente no se puede salir a la calle, porque es muy peligroso. El viento puede botarte o te puede caer alguna techumbre suelta. Es tan fuerte el viento que las casas se mueven.
El viento en la región de Magallanes puede alcanzar de los 45 a 70 kilómetros por hora. Por este motivo en la plaza central hay bayas de seguridad para que las personas puedan afirmarse de ellas.
¿Cómo hace la venta en domicilio con grados bajo cero?
Cuando llego al domicilio la persona me hace pasar adentro de la casa, porque ni yo resistiría estar afuera tanto rato ni el mismo dueño o dueña de casa. Entonces entro a la casa y dentro del lugar se hace la presentación de los planes y la firma de contrato.
¿Y actividades al aire libre?
Cuando el clima se pone un poco mejor, en verano, hemos hecho intervenciones en la plaza. Ponemos módulos de atención y la gente que transita por la plaza pasa a preguntar por los planes. Pero cuando hace mucho frío, viento, o lluvia, se hace imposible.
¿Cuentan con ropa espacial para el trabajo en terreno?
Sí, tenemos ropa especial, chaquetas gruesas, gorros, guantes. Para cada época tenemos ropa adecuada, sin eso no podríamos estar en el exterior.
¿Qué dificultades tienen al momento de vender con este clima?
Es complicado por el frío. Por otro lado, tenemos el problema de la falta de luz solar en el invierno. Amanece como a las 10 de la mañana y a eso de las 4 de la tarde ya comienza a oscurecer, y esa es justamente la mejor hora para ir a las casas, porque la gente comienza a llegar del trabajo como a las 5 en adelante. Nos ha tocado trabajar a oscuras y con frío, y eso es muy sacrificado.
¿Y qué la motiva de su trabajo?
Me motiva el contacto con la gente, conversar con las personas, conocer sus vidas, interactuar día a día. Varias veces he terminado tomando once con ellos mientras hablamos de los planes y firmamos contrato. Esa cercanía es especial.
¿Son así los Magallánicos, cercanos?
Sí, acá somos así, más cercanos, más cordiales. Hay un ritmo de vida distinto también, la gente es más calmada y tranquila. Todos se van sagradamente a almorzar a sus casas, después descansan del almuerzo y de ahí se retoma el trabajo. Yo he vivido en otros lados y siempre termino regresando a Punta Arenas.
¿Por qué no hace ventas por teléfono o por redes sociales?
El magallánico es desconfiado. No te van a mandar una foto de su carnet por WhatsApp. Acá a la gente le gusta verte a la cara. Nosotros acá trabajamos mucho por referidos, un cliente satisfecho te recomienda a otro y así. Y eso me gusta, porque significa que he hecho bien mi trabajo.