Trabajadora acusa nulo apoyo de empresa ECR frente a denuncia por acoso laboral

Casi dos años alcanzó a cumplir Berta (el nombre original fue cambiado para proteger la identidad de la trabajadora) como ejecutiva en terreno de una conocida empresa de telefonía. Su función consistía en la venta de servicios de cable, telefonía e internet, que realizaba en exterior o puerta a puerta en la comuna de San Felipe. Cuenta que en los mejores tiempos su salario alcanzó los 900 mil pesos e incluso superó el millón, gracias a las comisiones que ganaba en cada venta.

La eficiencia en su trabajo permitía a la mujer mantener a su familia y pagar los estudios universitarios de su hijo. Todo marchaba bien, hasta que en abril cambiaron de supervisora y comenzó lo que califica como “pesadilla”.

“A mí me desvincularon el 8 de mayo, pero el problema venía de antes. A los días de haber llegado la supervisora pidió que generáramos más dinero porque ella quería aumentar su sueldo. Pero de los 20 ejecutivos en terreno, solo cinco vendíamos, entonces nos exigía mucho más a nosotros. No podíamos bajar la cantidad, no importaba si estábamos enfermos o teníamos algún problema”, relata.

Presión desmedida

Según la trabajadora, la situación se complicó cuando el control comenzó a ser exagerado y los tratos cada vez más despectivos: “Entrábamos a trabajar a las 10 am, pero ella a las 9-8:30 am empezaba a pedirme ubicación (por GPS). Yo vivía en San Felipe y me obligaba a trabajar en Los Andes porque así lo estipulaba el contrato (pese a estar adscrita al Artículo 22) . Le dije que no tenía dinero para trasladarme, y que por favor me dejara trabajar en San Felipe, como siempre lo había hecho”. 

El primer gran altercado lo tuvieron en una reunión en equipo, en la que, de acuerdo a lo relatado por la trabajadora, la supervisora se paró de la mesa y los culpó del sueldo que había percibido. Esto generó la molestia de Berta, quien le respondió que no era su responsabilidad. “Que yo le haya respondido delante de todos provocó que me hiciera la cruz. Me llamaba todos los días y a cada rato, me perseguía hasta la casa y me trató con improperios. También me negaba los folletos y guías de ingreso. Incluso una vez la encontré estacionada donde yo me ponía a vender mirando a escondidas todo lo que hacía”, acusa.

Esto generó en la ejecutiva de ventas una baja considerable en sus comisiones y una angustia permanente que la llevó a visitar a distintos médicos quienes le diagnosticaron un cuadro de estrés y la derivaron a atención de neurología y terapia psicológica. “Antes de ella yo llegaba feliz a trabajar, me iba bien. Después no podía hacer nada, lloraba y lloraba”, confiesa emocionada. 

¿Y dónde estaba ECR Group?

Si bien Berta prestaba servicios a la transnacional, sus empleadores eran Servicios Globales de Outsourcing, quienes ofrecían a la transnacional de telefonía servicios de recursos humanos. Sin embargo, en todo el tiempo que trabajó en la empresa nunca conoció a sus jefes de ECR Group, y por lo mismo, no tuvo a quien acudir para denunciar este caso de acoso laboral.

“Traté de denunciar antes la situación, pero mi supervisora era muy amiga de la gerenta de San Felipe, y ellas dos eran mis superiores. Entonces nadie quería meterse ahí. Por otro lado, no fui a la Inspección del Trabajo por ignorancia de mi parte y por el miedo de que me despidieran porque tengo hijos y debía pagar mis deudas”, explica.

El primer y único día que tuvo contacto con el gerente de ECR en Los Andes fue el 8 de mayo, mismo día de su despido: “Tuve una reunión con él y me comentó los beneficios de salud, el seguro complementario y me dejó hasta el contacto de sus dos secretarias para que me comunicara con ellas. Yo pensaba que conocerlo me podía resguardar un poco más”. Pero estaba equivocada. 

A las 16:00 horas de ese mismo día recibió la llamada de una de sus asistentes, que le comunicaba la desvinculación por “Incumplimiento grave de labores de trabajo”, de acuerdo al Artículo 160 inciso 7 del Código del Trabajo. Al escuchar esta noticia la mujer quedó devastada.

Volver a levantarse

Desde su despido Berta ha comenzado distintas acciones para esclarecer los motivos y revocar la cláusula por “Incumplimiento grave”, a su juicio injusta. Acudió a la Inspección del Trabajo, quien citó a comparendo, instancia a la que no llegó la empresa ECR Group. Paralelamente, solicitó asesoría al Sindicato Complementos, que le ha prestado ayuda legal y emocional.

“Quiero que me cambien la cláusula, porque esta me impide trabajar. Aunque no es legal, en todos lados me piden el finiquito anterior, y yo no puedo llegar con esos antecedentes, porque entonces para cualquier empresa yo soy una persona conflictiva. Pero tengo toda la fe de que me va a ir bien”, termina.