Junio ha sido un mes negro para los vendedores en terreno de planes y servicios de la empresa Claro. Cambios abruptos en la comisión que recibían por cliente captado y solicitud de tareas que no están contempladas en sus contratos de trabajo, son algunas razones que explican una crisis que tiene a trabajadores y trabajadoras angustiados y recibiendo menos de la mitad de sus ingresos.
Hace exactamente dos semanas Miguel*, vendedor en terreno de la empresa Claro Chile, encontró al cliente perfecto. Sin deuda, proveniente de otra compañía telefónica e interesado en adquirir un plan de alto valor. No lo pensó dos veces y comenzó a registrar sus datos rápidamente, ya que esta venta le entregaría 15 puntos, que se traduciría en 15 mil pesos de incremento en su sueldo variable por concepto de comisión. Sin embargo, se llevó una gran sorpresa. La venta solo marcó dos puntos, lo mismo que a un cliente con historial de no pago.
Lamentablemente no fue el único, ya que con los días la situación comenzó a repetirse en distintas ciudades, alertando a todos los vendedores y vendedoras contratados por la empresa ECR Group, compañía que presta servicios de recursos humanos a la multinacional de telecomunicaciones.
Así lo describe Margarita*: “Nos enteramos de un día para otro. Comenzamos a notar que las personas que no tenían deuda aparecían como ventas ‘diferidas’ (es decir, de clientes con riesgo de no pago). Pensamos que era un error de la aplicación donde ingresamos los datos, pero con los días nos dimos cuenta de que el ‘motor’ de evaluación de cada cliente había cambiado”.
¿Qué quiere decir esto? Que la escala de puntuación de los clientes, divididos en categorías de acuerdo a su compromiso de pago y características del servicio solicitado, cambió radicalmente. Entonces, una venta que marcaba 8 o 10 puntos, ahora solo vale 2. Por lo tanto, como cada punto corresponde a mil pesos, la comisión por venta ahora solo alcanza los $2 mil por persona captada.
Esto significa que los sueldos serán mucho menores, de acuerdo a lo que indica Margarita: “A esta misma altura del mes tenía sobre 150 puntos, ahora no tengo ni 50. Esto obviamente va a bajar nuestros sueldos, que estaban entre los 800 mil y el millón”.
Constanza*, vendedora que lleva casi cuatro años en esta labor, agrega otro dato: “La proyección que tenemos es que a fin de mes recibiremos por lo menos un 50% menos de lo que estamos acostumbrados a ganar. Por comisión voy a hacer 140 puntos, que es la nueva meta que establecieron, más el bono de $150 por productividad y más mi sueldo base llegaré a un poco más de 500 mil pesos. Mucho menos de lo que ganaba”.
“En un mes normal sacaba hasta 60 planes, entonces mis comisionales eran de 480 o 520 puntos. Ahora, como cambiaron las metas y la evaluación por cliente, esto no me sirve. Tengo una familia, una casa y una perrita. Tengo gastos y deudas. Entonces que todo cambie de forma abrupta es muy complicado y denigrante”, agrega Miguel.
De vendedores a agentes de cobranza
Por si fuera poco, se han registrado amenazas de despido a las y los vendedores que tengan más de un 7% de clientes sin pago, obligándolos a hacerse cargo de funciones que no están estipuladas en su contrato.
“Más encima tenemos que llamar a los clientes para que paguen. Incluso hace poco nos enteramos que el supervisor de una compañera la obligó a hacerse cargo de esos pagos, porque sino él se vería perjudicado”, indica Margarita.
Miguel, en tanto, comenta que “me parece un despropósito que a nosotros, los ejecutivos de venta, se nos obligue a auditar a los clientes que no pagan el plan, teniendo en cuenta que Claro es una multinacional, que cuenta con un departamento de cobranza”.
¿Y qué dice la empresa?
Apenas notaron estas irregularidades, los trabajadores y trabajadoras acudieron al Sindicato Complementos, que desde entonces ha intervenido para que la empresa prestadora de servicios ECR Group de explicaciones.
“El 2 de junio el grupo de ventas en terreno de Claro nos informó de la situación. Al día siguiente preguntamos a gerencia de qué estaba pasando. No tuvimos respuesta, pero seguimos insistiendo. Después, el lunes 6, nos dijeron que estaban reuniendo información para comunicarla a los trabajadores. Nuestra respuesta fue que la información también tenía que ser compartida con el sindicato, pues representa a los trabajadores afectados”, indica Romina Rojas, integrante de la organización sindical.
“El martes 7 nos escriben una respuesta un poco tragicómica, donde nos indican que estas decisiones se tomaron por ‘el deterioro económico de los clientes que han dejado de pagar sus boletas por planes contratados’, que se traduce en un ‘riesgo financiero’ para Claro y todos los que participan en la cadena productiva. Es decir, Claro Chile, una transnacional tan grande con departamentos de cobranza y riesgo, dejando que los trabajadores paguen sus crisis”, comenta la dirigenta.
“Además, junto con el frío y el calor de estar todo el día en la calle buscando ventas, ahora hay que asumir labores de cobrador, cuando el contrato dice claramente que son trabajadores en terreno. Hemos insistido a la empresa, pero se siguen lavando las manos diciendo que nadie ha instruido eso, cuando sabemos que es así”, dice Rojas.
En respuesta a estos hechos, el pasado 9 de junio el Sindicato Completos acudió a la Inspección del Trabajo para solicitar una fiscalización a raíz del cambio unilateral en las políticas crediticias para la evaluación de potenciales clientes, que han afectando directamente la producción y remuneración variable de los trabajadores.
“Tenemos conocimiento que el día de ayer la inspección se hizo presente en las dependencias de ECR y que, rápidamente, los supervisores comenzaron a pedir a los trabajadores que firmaran documentación que tenían atrasada. Esto porque al fiscalizar escogen una muestra al azar y no quieren que vean que la empresa ha incumplido el artículo 54 bis del Código del Trabajo, que estipula que las liquidaciones de sueldo deberán contener en un anexo con los montos de cada comisión, bono, premio u otro incentivo que recibe el trabajador, junto al detalle de cada operación que le dio origen a su remuneración variable”, explica.
El problema, explica Rojas, es que el contrato comercial entre Claro y ECR solo lo conocen ellos, lo que responde al “flagelo” de la subcontratación. Y esto solo termina perjudicando a las personas que ponen su fuerza de trabajo.
“Seguiremos insistiendo hasta dar respuesta a nuestros socios y socias. Que Claro no se olvide de la gente que le ha hecho ganar sumas estratosféricas de dinero”.
* Los nombres han sido cambiados para resguardar la identidad de las y los trabajadores.