Nunca nos vamos a alegrar cuando una trabajadora
o un trabajador es despedido, porque perder el empleo es siempre una catástrofe
en nuestra vida productiva a la que se arrastra a la familia en sus
consecuencias.
Y cuando la desvinculación es un hecho que no se pudo evitar, el sindicato apoya a sus socios a llevar a cabo todos los trámites de la cesación de funciones de modo de asegurar que las condiciones del desempleado sean las mejores que la ley le reconoce.